Nacho Respaud: “Fue como cumplir un sueño”

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Entre los días 15 y 19 de mayo se realizó en San Luis Potosí, México, el Basketball Without Borders (en español, Básquetbol Sin Fronteras). Este programa, organizado por la NBA en conjunto con FIBA, contó con la participación de 60 jugadores y jugadoras de la categoría 2005 de Latinoamérica, Canadá y el Caribe. Y representando a nuestro país, fueron invitados por la rama masculina Juan Ignacio Respaud, Tiziano Prome, Tiago Drocezesky, Máximo Lomello y Valentino Finetti; mientras que por la femenina asistieron Dagmar Hentschel, Angelina Giacone y Juana Amaya.

Sin dudas, se trató de una experiencia única para este grupo de jóvenes que compartieron campus con algunos de los mejores prospectos del continente y fueron entrenados por profesionales de elite e incluso actuales figuras de la NBA, como el argentino Leandro Bolmaro (Minnesota Timberwolves) y el dominicano Chris Duarte (Indiana Pacers). Y en aquellos intensos días de trabajo y aprendizaje, fue Juan Respaud quien destacó fuertemente, no sólo integrando el equipo All-Star sino incluso llevándose el reconocimiento al MVP del evento por el lado de los varones.

“Soy base, pero también puedo jugar como escolta porque me encanta correr sin pelota. Suele pasar que recuperamos rápido y ya estoy lanzado hacia el contraataque, pero eso ocurre cuanto tengo compañeros que también pueden trasladar”, indica el oriundo de Concepción del Uruguay, que llevó a cabo su formación en Rocamora y hoy es una de las promesas de Obras Sanitarias. Nacho integró la Selección U18 que lograra recientemente el segundo puesto en el Sudamericano de Venezuela, y mientras disfruta unos días en familia ya se prepara mentalmente para lo que será el Mundial de España con la U17 de Mandole a principios de julio. Atentos a las palabras del entrerriano, quien describe sus sensaciones tras la fantástica vivencia y nos cuenta los detalles más íntimos del viaje, como la partida de truco junto a Bolmaro o el inolvidable regalo que recibió por parte de Duarte.

-La oportunidad llega a través de tu muy buen desempeño con la Argentina, pero en especial por tu trabajo día a día en Obras. ¿Cómo estás viviendo tu presente en el Tachero?
-Obras fue un gran cambio para mí, es un club formador, es competitivo y te da oportunidades. Yo juego en U17, U19, Liga Federal, Liga de Desarrollo y hasta debuté en Liga Nacional, entrando en reemplazo de Fer Zurbriggen, quien me ayudó un montón en mi llegada y siempre estaba ahí para alentarme. Hoy tengo muy linda relación con el equipo de Liga, los más pibes como Chipi (Venegas) o Joaco (Rodríguez) siempre tienen un consejo, cualquier palabra de ellos es una gran motivación; y además fui el líder del equipo de Federal, con mucho juego pasando por mis manos, lo cual fue algo único.

-Hablemos sobre esta experiencia. ¿Cómo estaba dispuesto el alojamiento, las comidas y el gimnasio?
-El predio quedaba a media cuadra del alojamiento, sólo desayunábamos en el hotel y luego comíamos en el club. No compartí habitación con argentinos, porque la idea de la organización era que te relacionaras con otros campistas, entonces me tocó hospedarme con un chico de Uruguay y otro de Trinidad y Tobago. No tengo un gran inglés pero me defiendo, de alguna manera nos entendíamos. Estuvo buenísimo, nos conocimos, nos reímos mucho, hablábamos de la locura que estábamos viviendo, y se terminó formando una linda amistad.

-Describime un día en el campus… ¿Qué detalles llamaron tu atención?
-Nos levantábamos a las 7.00 para desayunar, preparar nuestras cosas y salir a las 8.00 hacia la cancha. Cada mañana al llegar, veíamos cómo terminaban de trabajar Bolmaro y Duarte, y observar eso era increíble, simplemente no erraban. Nuestro entrenamiento duraba cuatro horas, con una fuerte entrada en calor, cuatro estaciones de técnica individual de 15 minutos cada una y luego teníamos partidos, así fueron los primeros tres días. En la última jornada, pasamos directo del calentamiento al concurso de triples y juegos de playoffs. Algo que me impactó es que hacen todo con muchísima energía, aplaudiendo, bailando, alentandote; en todo momento había intensidad, incluso ibas a tomar agua y tenías alguien dándote indicaciones y motivándote a seguir.

-¿Cómo fueron esos playoffs? ¿Qué entrenadores había en el evento?
-El primer día se separaron equipos al azar, pero el segundo se realizó una especie de Draft y se formaron cuatro equipos, cada uno con el nombre de una franquicia: Indiana, Philadelphia, Milwaukee y Brooklyn. Algunos entrenadores eran Omar Quintero (DT de la Selección de México), Jorge Gutiérrez (ex NBA) y una jugadora de la WNBA, entre otros. Yo tuve la suerte de que me escoja el equipo dirigido por Chris Duarte y Ronald Nored, asistente de Pacers. Jugamos contra cada plantel para clasificar, eran dos cuartos de 16 minutos donde en cada periodo se jugaban estrictamente 8 minutos por jugador, y el último día fueron los playoffs: nosotros quedamos cuartos, pero le ganamos al puntero en semifinales, y perdimos la final sólo por dos puntos.

-En tus redes, se notaba tu especial alegría por compartir con Bolmaro y Duarte, ambos jugadores NBA y latinoamericanos. ¿Cómo fue esa relación?
-Lea y Chris nos trataron muy bien, estaban súper sueltos con nosotros, en especial Leandro que es argentino y se acercaba mucho, nos pedía tomar mate y nos invitó a compartir con él en su hotel. Luego de nuestro turno, llegaba el de las chicas, ahí nos distendíamos y conversábamos con ellos tanto de básquet como de la vida. El último día, hicimos un partido de truco: yo jugaba con Tiago (Drocezesky) y Máximo (Lomello), mientras que el otro trío era Valen (Finetti), Lea (Bolmaro) y un amigo que lo acompañó esos días. Estuvo difícil, pero vencimos porque a Lea no le importa nada, arriesga todo el tiempo como en la cancha, así que ya puedo decir que le gané a un NBA… (Se ríe).

-Ja, y no sólo derrotaste a Bolmaro, sino que también te consagraste MVP, nada mal…
-Generalmente el MVP es para alguien del equipo ganador, así que como perdimos la final no lo esperaba. Pero todos mis compañeros me decían que sería el MVP, por cómo había jugado durante el torneo, y así fue. Integré el All-Star del campus, y cuando iban a dar el premio mayor dijeron: “¡Es de Argentina, el N° 44!”. Esa era mi camiseta, así que me levanté con una felicidad tremenda para recibir el premio de manos de Duarte y unas hermosas palabras de felicitaciones de Bolmaro.

-Pero ese no fue el único premio que te llevaste a casa, ¿no?
-Es cierto, el penúltimo día del campus ya había pasado nuestro entrenamiento, estábamos observando a las chicas y tomando unos mates con Bolmaro, mientras que Duarte estaba al lado nuestro junto a su esposa. Vi una mochila que tenía unas zapas atadas a ella, le comenté a los chicos que me encantaban y me dijeron que eran de Chris. Entonces, cuando se acercó le dije que estaban muy buenas y que encima calzábamos igual, lo cual no era verdad porque me quedaban apenas grandes, pero eso no importaba… (Se ríe). Él se empezó a reír, me dijo que me las pruebe y me las terminó regalando, no lo podía creer… Las usó una última vez para entrenar la mañana siguiente, y luego apareció con las zapas en sus manos diciendo que eran para mí, que podía usarlas en la final y quedármelas.

-¿Tomás dimensión de lo que significa participar de un evento de elite como este? ¿Cuáles son tus máximos sueños en el básquet?
-La verdad es que fue como cumplir un sueño. Lea me comentó que cuando él tuvo la oportunidad de participar se le abrieron muchas puertas, y así terminó llegando al Barcelona, eso me dejó todavía más entusiasmado. Personalmente, me encantaría poder jugar un Mundial con la Selección Mayor, y llegar a la NBA sería realmente una locura.